PRESENTACIÓN
Todos hemos tenido alguna experiencia cercana con el cáncer. Lo conocemos (o quizá no tanto como pensamos). Lo hablamos (o a veces lo evitamos). Y, sin embargo, cuando se trata de un niño, la noticia impacta con fuerza. Algunos de los motivos tienen que ver con las connotaciones negativas que tiene o la dificultad de asociar en nuestra mente sufrimiento y niños.
Cada uno de nosotros, desde el lugar que ocupa, tenemos la posibilidad de hacer que la experiencia del cáncer sea más llevadera para la familia, porque cuando un niño es diagnosticado de cáncer, las repercusiones afectan a toda la familia en mayor o menor medida. Como personas que formamos parte del entorno del niño y como miembros de la sociedad, podemos crear entornos seguros, amables y sensibles para acoger a las personas que se ven afectadas por una enfermedad grave.
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