13 principios básicos

  1. Educar es educarse. La importancia de la Ejemplaridad. «Actos son amores y no buenas razones». La inutilidad de los discursos parentales. Sermones vs. acciones. «Los niños no escuchan lo que decimos, escuchan lo que sentimos y hacemos» (M.A. Santos Guerra». Honestidad.
  2. “Si funciona, no lo arregles”. Y si no funciona, arréglalo. Aunque no sepas cómo pero no sigas usando lo que no funciona.
  3. Cortar las reacciones en cadena. Siempre que los padres hacen A, los hijos, hacen B (que no queremos) Solución: Dejar de hacer A.
  4. Iluminar lo que importa. Ignorar la conducta a extinguir. Alabar, reconocer, aplaudir todo aquello que queremos ver en nuestros hijos, ignorar todo aquello que queremos dejar de ver en ellos/as.
  5. Si es que sí, siempre sí, y si es que no, siempre no. Un camino amplio pero delimitado proporciona seguridad.
  6. “Donde hay Capitán, no manda marinero”. La importancia de los límites, la responsabilidad de cada uno en la familia. Respeto y Generosidad entre todos los miembros de la familia.
  7. Educar para las tempestades. Ante las tormentas, desarrollar serenidad, calma y seguridad. Consistencia emocional para hacer frente a cualquier contratiempo.
  8. La contemplación. El rincón de la paz. Contemplar juntos y cada uno/a las situaciones y las personas. Darles su tiempo y la paciencia necesaria. Considerar a cada uno/a.Contemplar juntos las estrellas. Dar espacio a lo misterioso e incomprensible.
  9. La familia “a son de mar”. Ningún barco sale de travesía sin haber repasado que todo está bien: velamen, motor, jarcia, aparatos electrónicos, etc. Tampoco sale si el parte meteorológico anuncia mal tiempo o fuertes vientos.
  10. La Atención serena y permanente. Aunque relajado/a, el marinero/a nunca pierde la atención de 365º grados. Observante de cualquier posible cambio en el ambiente que indique posible mal tiempo para que no le pille desprevenido/a.
  11. La importancia del silencio. Aprender a callar a tiempo. Las palabras no llegan a todos los rincones del cuerpo y mente de un niño/a. Ser ejemplo de contención y manejo de las emociones. Saber desaparecer y quitarse de en medio. Práctica de la interiorización e introspección.
  12. Los/as hijos/as como nuestros/as Maestros y Maestras. Aprender de y con ellos/as. Desarrollar una escucha atenta y consciente además de una mirada sensible. “No sé, y tú ¿qué piensas?” Construir juntos el conocimiento. Investigar la vida y la muerte. Deconstruir juntos lo que no sirve. Los niños sí traen un manual bajo el brazo pero hay que saber descifrarlo. Humildad.
  13. El humor, el ingrediente que transforma las situaciones. Nos permite distanciarnos de la situación para gestionarla mejor y despersonalizar lo que ocurre para ver con más claridad y ecuanimidad.